La internacional de cualquier mundo
La evocación cinematográfica de un hecho histórico viene asociada con una inevitable toma de partido, es decir, una representación del pasado implica por defecto una lectura desde el presente. Estas ideas parecen estar muy claras en la cabeza de Violeta Bruck y Javier Gabino, directores de “La Internacional del fin del mundo”, película que recorre los comienzos de la izquierda en la Argentina y cómo ésta fue influenciada por la revolución bolchevique en el año 1917.
Este documental, con un laborioso trabajo de investigación y algunas escenas de ficción, narra los eventos más significativos de los inicios del siglo XX, en Buenos Aires, desde una perspectiva marxista a través de las crónicas de 4 jóvenes: dos obreros (Pedro Milesi y Mateo Fossa), una estudiante (Mika Etchebéhère) y un joven de cuna aristócrata e hijo de un ex-presidente apoyado por la dictadura (Liborio Justo).
"¿Qué sería una revolución? ¿Qué concepciones del tiempo?" son preguntas abiertas que hace una voz en off. No obstante, la pregunta del tiempo parece tener una respuesta cinematográfica y formal: durante todo el film se viaja temporalmente ida y vuelta para evidenciar cierta alinealidad del tiempo y vincular así las problemáticas y los acontecimientos políticos que ocurrían en su momento con los de hoy en día, por ejemplo entre aquel ímpetu que tenían las mujeres en las calles deseosas por el voto femenino y el de la marea verde que ahora lucha por un aborto seguro, legal y gratuito.
La revolución rusa trajo consigo revoluciones en todos los ámbitos, donde el cine no quedó afuera: las técnicas de montaje desarrolladas en la década posterior cambiaron el cine para siempre. Esas mismas técnicas son las que hoy en día nos permiten ver películas como ésta, donde distintos tiempos, espacios, hechos documentados y ficciones se juntan para crear una realidad final. Quizá la película peque de ambiciosa por momentos. Sin embargo, siempre se celebran los estrenos en cartelera que muestran una perspectiva diferente al predominio comercial hollywoodense.
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